lunes, 17 de agosto de 2009

Que Son Normas?

Normas conductuales o modelos de interacción social. Éstas derivan normalmente de los valores, pero también los contradicen y funcionan como guías y críticas para el comportamiento individual. Las normas establecen expectativas que dan forma a la interacción.Son un conjunto de reglas o pautas a las que se ajustan las conductas o normas sociales que constituyen un orden de valores orientativos que sirve para regular y definir el desarrollo de comportamientos comunes, a los que otorga cierto grado de legitimidad y consentimiento.La aplicación de las normas está asegurada por las expectativas de sanciones positivas, así como por el miedo o la prevención a las negativas, lo que es consecuencia del grado de predominio de las costumbres de cada época y del nivel de interiorización de reglas o pautas a lo largo del proceso de socialización; esta interiorización puede ser resultado tanto del cálculo interesado como de la identificación altruista con el grupo de que se forma parte.Considerando el grado de aceptación o disentimiento de las reglas o pautas que constituyen la norma social, se llevan a cabo análisis basados en las categorías de la conformidad o la desviación, como formas diversas de comportamiento social

Que son valores?

Un valor es la creencia estable de que algo es bueno o malo; de que algo es preferible a su contrario. Estas creencias nunca van solas, sino que siempre están organizadas en nuestro psiquismo de manera que forman escalas de preferencia relativa.
Cada uno tiene una escala de valores. Esta afirmación debería ser completada con otras, que actualmente son aceptadas por la psicología:
El número de valores que posee una persona es relativamente pequeño. Los verdaderos valores, los que íntimamente me dicen "por dónde ir," son pocos, La existencia de muchos valores acaba en dispersión y despersonalización.
Los valores son universales. Es decir, que existe un conjunto de valores que son comunes a todos los hombres y a lo largo y ancho del mundo., Lo que diferencia a unos hombres de otros es la mayor o menor intensidad que con que los viven.
Es verdad que los valores que tenemos reflejan nuestra personalidad, pero también lo es que de nuestros valores son responsables, en gran medida, las instituciones en las que hemos vivido, la cultura en la que nos movemos, y, en toda su amplitud, la sociedad.
Importancia de los valores. Los valores son pautas y guías de nuestra conducta. Sólo el hombre es capaz de trascender del estímulo al sentido. Las personas nos interrogamos constantemente acerca del significado de nosotros mismos, de lo que hacemos y del mundo que nos rodea. Esto es un indicador de que las personas tenemos necesidad de encontrar un sentido, de obrar con propósito claro, de saber a dónde nos encaminamos y por qué razón. Una escala de valores permite elegir entre caminos alternativos. Es como el mapa del arquitecto; no es necesario que continuamente, pero conviene tenerle presente.
Un sistema de valores permite al hombre resolver los conflictos y tomar decisiones. La escala de valores será responsable en cada caso de los principios y reglas de conducta que se pongan en funcionamiento. La carencia de un sistema de valores bien definido deja al sujeto en la duda, a la vez que lo entrega en manos ajenas a su persona.
Los valores son inseparables de la ética. Esto es natural, porque todo lo relacionado con el hombre implica una dimensión ética. Por eso, educar en valores es una educación en libertad y para la libertad; ésta es la base de la ética. Así pues, no es suficiente conocer r los valores, sino que hay que integrarlos en la propia vida. Este es el objetivo de la educación moral. El hombre es un ser ético o moral. Posee un conocimiento operativo de la diferencia objetiva entre el bien y el mal y también de la posibilidad que el hombre tiene de realizar actos buenos o malos. La bondad o maldad de un acto no depende de su realización física, sino de su relación a su propio fin y percepción. Un acto es bueno cuando se ordena al fin propio del hombre. La expresión del orden que regula los actos humanos es la ley. Moralidad y ley se hallan estrechamente relacionados.

Que es Axiología

Axiología (< griego άξιος ['valioso'] + λόγος ['tratado']) o Filosofía de los valores, término empleado por primera vez por Urban —Valuation: Its Nature and Laws, 1906— para designar la rama de la Filosofía que estudia la naturaleza de los valores y juicios valorativos.
Indica que se tiene que ingresar en el interior de cada uno de nosotros para poder descubrir la belleza que yace en nosotros o que en todo caso todavía no escapamos de ese oscuro mundo en el cual nos encontramos sumergidos algunas personas.
Proviene del siglo II axios, ‘lo que es valioso o estimable’, y logos, ‘ciencia’, teoría del valor o de lo que se considera valioso. La axiología no sólo trata de los valores positivos, sino también de los valores negativos, analizando los principios que permiten considerar que algo es o no valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio. La investigación de una teoría de los valores ha encontrado una aplicación especial en la ética y en la estética, ámbitos donde el concepto de valor posee una relevancia específica. Algunos filósofos como los alemanes Heinrich Rickert o Max Scheler han realizado diferentes propuestas para elaborar una jerarquía adecuada de los valores. En este sentido, puede hablarse de una ‘ética axiológica’, que fue desarrollada, principalmente, por el propio Scheler y Nicolai Hartmann.
Desde el punto de vista ético, la axiología es una de las dos ramas principales de la Ética normativa junto con la deontología.
El estudio griego culmina con el desarrollo de un sistema de valores. Los valores pueden ser objetivos o subjetivos. Ejemplos de valores objetivos incluyen el bien, la verdad o la belleza, siendo finalidades ellos mismos. Se consideran valores subjetivos, en cambio, cuando estos representan un medio para llegar a un fin (en la mayoría de los casos caracterizados por un deseo personal). Además, los valores pueden ser fijos (permanentes) o dinámicos (cambiantes). Los valores también pueden diferenciarse a base de su grado de importancia y pueden ser conceptualizados en términos de una jerarquía, en cuyo caso algunos poseerán una posición más alta que otros. El problema fundamental que se desarrolla desde los orígenes mismos de la axiología, hacia fines del siglo XIX, es el de la objetividad o subjetividad de la totalidad de los valores. Max Scheler se ubicará en la primera de las dos posiciones. El subjetivismo se opondrá, desde el principio, a este enfoque. Y entenderá -a la antigua manera de Protágoras- que lo estrictamente humano es la medida de todas las cosas, de lo que vale y de lo que no vale, y de la misma escala de valores, sin sustento en la realidad exterior. Ayer mismo, en "Lenguaje, verdad y lógica", su obra temprana, dejará los juicios de valor fuera de toda cuestión, en virtud de que no cumplen con el principio de verificación empírica. De esta manera, lo ético y lo estético no son más que "expresiones" de la vida espiritual del sujeto. No una captación comprobable del mundo externo

Que es Moral

La definición de moral se puede abarcar desde diversas perspectivas, ya que su ámbito abarca desde el sentido, pasando por la filosofía hasta una postura más religiosa. En términos amplios, desde el punto de vista filosófico, se trata de aquel conjunto de creencias y valores, que dictan normas y costumbres que guían el actuar de las personas hacia el bien, ya se trata del conjunto de creencias que permiten distinguir entre el bien y el mal al realizar un determinado acto. La rama de la filosofía que estudia la moral es la "ética".
Desde una perspectiva más bien religiosa, se hace el intento de que los fieles no piensen la moral como aquellas prohibiciones impuestas por Dios, sino más bien, que se trate de vivir y desarrollar nuestras vidas en el amor a Dios y al prójimo. A fin de lograr comprender mejor lo anterior, se presentan como guía los 10 mandamientos, ya que indican lo que es el amor auténtico: el desear y hacer el bien al prójimo y a sí mismo.
Por otra parte, la moral, al hacer referencia a la persona, hace imprescindible el considerar la dignidad humana. De este modo, la moral sería el modo de ser y de vivir respetando y promoviendo la dignidad del hombre en todo momento.
Desde otro punto de vista, menos ligado a la fe, la moral continúa siendo algo bastante similar, constituyéndose como aquella conciencia de libertad propia del ser humano, a través de la cual sus actos son juzgados como buenos o malos. En términos generales, la moral se constituye como aquel conjunto de valores esperables en toda persona, en el que incluyen el respeto a la dignidad humana y la igualdad de las personas, en torno a su género y ante la ley.
Todas las religiones y creencias desarrollan modos particulares pero similares de ver y llevar a cabo la moralidad, sin embargo, en todos los casos, existen 3 elementos fundamentales de la moral: el objeto elegido, el objetivo que se persigue y el contexto en el que se desarrolla. Si bien las circunstancias no cambian en esencia la bondad o maldad de un determinado acto, lo que si logran es aumentar o disminuir su calidad moral.

¿Qué se entiende por fin último? ¿Cuál debe ser el fin de la vida del hombre?

El fin es aquello por cuya consecución el agente se mueve a obrar y también la meta u objetivo hacia el que se orienta cualquier movimiento. La finalidad está presente en todos los entes, libre o no, y esta presencia se advierte con gran facilidad en la vida humana.

La noción de fin está íntimamente unida a la de bien, porque el bien tiene de suyo razón de fin. Todo lo que es bueno puede constituirse en fin para alguien, provocando un apetito que no cesa hasta haber alcanzado ese fin. De hecho, sólo tendemos a perseguir aquellas cosas que son o nos parecen que son buenas. Pero bien y fin no son palabras sinónimas. Un libro, si está bien escrito y trata un tema interesante, resulta conveniente (es bueno) y, por eso, lo consideramos atractivo, nos mueve a leerlo (es fin): el ente es bueno en cuanto su perfección conviene al apetito, y es fin en cuanto que por su bondad mueve a la potencia apetitiva.

Se entiende por fin último el motivo o razón formal universal a la que natural y necesariamente responde en último término todo querer deliberado. Con otras palabras, es el bien querido por sí mismo, de modo absoluto, en razón al cual se quieren todos los demás bienes. Todo hombre posee un fin último porque es imposible proceder al infinito en la serie de las causas finales esencialmente subordinadas. Este fin, querido natural y necesariamente por todos los hombres, es la felicidad.

Etica Profesional


La ética es la ciencia que nos expone, enseña, inculca, sugiere diferentes valores y principios para un buen comportamiento y actuar en cada uno de nuestros procederes individuales como personas racionales y sociales como seres pertenecientes a una sociedad, regida por normas de convivencia que nacen precisamente de tal ciencia.

Sin embargo nuestra sociedad, en su afán de escalar rápidamente esos peldaños que la vida nos pone e interpone, cada vez hace menos uso y más olvido de esos principios y valores, de esos ingredientes tan importantes para ser, actuar, vivir y compartir como seres humanos, todos dignos de respeto, con los mismos derechos y necesidades.
Es de vital importancia para nosotros como individuos en proceso de formación profesional y como futuros Comunicadores Sociales, Administradores, Licenciados, Ingenieros, Psicólogos, etc. Lograr comprender la importancia de esta palabra y lo que ella guarda, más aún aplicada a cada una de nuestras profesiones, Ética profesional, para que desde nuestro proceder logremos promover el valor que tiene el actuar correctamente aplicando en su totalidad la magnitud de tal concepto.
Nuestro proceder debe estar marcado siempre por mantener a nuestro prójimo no como un individuo anónimo del cual nos debe importar poco o nada su suerte, sino por el contrario, como un individuo con el mismo valor como ser humano, con los mismos derechos y deberes.
Es trabajar con respeto por el otro como con respeto a sí mismo!

La acción humana sólo puede ser comprendida de modo adecuado si se asume el punto de vista del sujeto agente, si se le considera enmarcada en un proyecto interior que mira a un fin conocido y querido como bueno, siendo ese proyecto la razón que explica por qué se llega a tomar una decisión y no otra.
Tomado de : sabanet.unisabana.edu.co/.../ETICA%20PROFESIONAL

¿Qué se entiende por Ética profesional?

Todo el mundo comprende casi “por instinto” que la ética es un valor. Pero son muy pocos los que se dan cuenta del porqué y del alcance de la Ética.

Ser éticos no es nada fácil y pocas profesiones lo saben.

Abordar la ética desde el punto de vista de la administración presenta no pocas dificultades. Cuando hablamos de Ética profesional nos referimos a dos cuestiones bien distintas, dos campos diferenciados en cuanto a la lógica que los organiza. Por un lado, tenemos la dimensión normativa, y por otro la dimensión del sujeto con sus derechos y deberes como persona. Estos dos campos conllevan modos diversos de abordar cuestiones fundamentales. Si se hace énfasis en la norma, la deontología, los códigos y la ley en general constituirían el principal objeto de estudio. Esta perspectiva de la ética profesional presenta no pocos inconvenientes, el primero de todos es la imperfección propia de toda norma, que tiene su fundamento en el anonimato del individuo considerado por la ley.

Un segundo movimiento de la ética prefiere insistir no tanto en la ley sino más bien en la dimensión del sujeto, a su dimensión social y singular. Desde esta perspectiva, el sujeto ya no es anónimo, sino que tiene un nombre y un apellido, una familia y unos amigos, y un conjunto de relaciones que la ley no puede considerar en toda su riqueza y complejidad. De todos modos, la ética que hace énfasis en la dimensión del sujeto es una ciencia normativa porque especifica lo que es bueno y lo que es malo. La ética fija la “norma” de la conducta humana. Es una norma íntima al ser mismo del hombre, que se hace mejor al cumplirla o se envilece violándola. La acción humana sólo puede ser comprendida de modo adecuado si se asume el punto de vista del sujeto agente, si se la considera enmarcada en un proyecto interior que mira a un fin conocido y querido como bueno, siendo ese proyecto la razón que explica por qué se llega a tomar una decisión y no otra.

En general cuando se aborda el tema de la ética profesional se toma una de estas dos dimensiones dejando aparcada a la otra. En efecto, existe la posición de aquellos que toman como única referencia la letra de los códigos: qué está permitido y qué está castigado hacer a un periodista en sentido amplio. No siempre los profesionales demuestran un conocimiento cabal de las normativas, ya sea para ajustarse a ellos o para descartarlos. Una crítica –injustificada- que se hace a los profesionales que conciben así el ejercicio de su profesión es que tomar las normativas como referencia para su acción significará interrumpir y retrasar el trabajo, y desplazar el centro de atención hacia cuestiones que no son esenciales.

Otra posición, en cambio, prefiere obviar por completo las normas jurídicas vigentes. Se verifica la idea de una relación de exclusión entre el campo deontológico y la dimensión práctica del ejercicio periodístico. Se ve con escepticismo –incluso con cinismo- la relación entre la ética profesional y la dimensión ética del sujeto.

Como es sabido, la deontología refiere a los deberes relativos a una práctica determinada, los cuales están plasmados generalmente en los llamados “códigos de ética”. La ética profesional aborda el estudio de los derechos y deberes de los administradores, no sólo en su dimensión individual sino también social, en el contexto de una tradición y de unas costumbres sin las cuales no sería posible hablar de comportamientos éticos.

domingo, 16 de agosto de 2009

Problematica de la Etica y la Moral

En las relaciones cotidianas de unos individuos con otros surgen constantemente problemas como éstos: ¿debo cumplir la promesa x que hice ayer a mi amigo a pesar de darme cuenta de que su cumplimiento me producirá ciertos perjuicios? Si alguien se acerca a mí sospechosamente en la noche y temo que pueda atacarme, ¿debo disparar sobre él, aprovechando que nadie puede observarme, para evitar el riesgo de ser atacado? ¿Es justo cometer actos violentos que lesionan los derechos humanos de personas indefensas, para beneficiar intereses políticos de un grupo? ¿Debo decir la verdad siempre, o hay ocasiones en que debo mentir? Quien en una guerra de invasión sabe que su amigo Z está colaborando con el enemigo, ¿debe callar, movido por su amistad, o debe denunciarlo como traidor? ¿Podemos considerar que es bueno el hombre que se muestra caritativo con el mendigo que toca a su puerta, y que durante el día -como patrón- explota implacablemente a los obreros y empleados de su empresa? Si un individuo trata de hacer el bien, y las consecuencias de sus actos son negativas para aquellos a los que se proponía favorecer, ya que les causa más daño que beneficio, ¿debemos considerar que ha obrado correctamente, desde un punto de vista moral, cualesquiera que hayan sido los resultados de su acción?

En situaciones como las que acabamos de enumerar, los individuos se enfrentan a la necesidad de ajustar su conducta a normas que se tienen por más adecuadas o dignas de ser cumplidas. Esas normas son aceptadas íntimamente o reconocidas como obligatorias; de acuerdo con ellas, los individuos comprenden que tienen el deber de actuar en una u otra dirección. En estos casos decimos que el hombre se comporta moralmente, y en este comportamiento suyo se pone de manifiesto una serie de rasgos característicos que lo distinguen de otros tipos de conducta humana. Acerca de este comportamiento, que es el fruto de una decisión reflexiva, y por tanto no puramente espontáneo o natural, los demás juzgan, conforme también a normas establecidas, y formulan juicios como éstos: “X hizo bien al mentir en aquellas circunstancias”; “Z debió denunciar a su amigo traidor”, etcétera.
Todo esto forma parte de un tipo de conducta efectiva, tanto de los individuos como de los grupos sociales, y tanto de hoy como de ayer. En efecto, el comportamiento humano práctico moral, aunque sujeto a cambio de un tiempo a otro y de una a otra sociedad, se remonta a los orígenes mismos del hombre como ser social.
A este comportamiento práctico-moral que se da ya en las formas más primitivas de comunidad, sucede posteriormente -muchos milenios después- la reflexión sobre él. Los hombres no sólo actúan moralmente (es decir, se enfrentan a ciertos problemas en sus relaciones mutuas, toman decisiones y realizan ciertos actos para resolverlos, y a la vez juzgan o valoran de un modo u otro esas decisiones y esos actos), sino que también reflexionan sobre ese comportamiento práctico, y lo hacen objeto de su reflexión o de su pensamiento. Se pasa así del plano de la práctica moral al de la teoría moral; o también, de la moral efectiva, vivida, a la moral reflexiva. Cuando se da este paso, que coincide con los albores del pensamiento filosófico, estamos ya propiamente en la esfera de los problemas teórico-morales o éticos.
A diferencia de los problemas práctico-morales, los éticos se caracterizan por su generalidad. Si al individuo concreto se le plantea en la vida real una situación dada, el problema de cómo actuar de manera que su acción pueda ser buena, o sea, valiosa moralmente, tendrá que resolverlo por sí mismo con ayuda de una norma que él reconoce y acepta íntimamente. Será inútil que recurra a la ética con la esperanza de encontrar en ella lo que debe hacer en cada situación concreta. La ética podrá decirle, en general, lo que es una conducta sujeta a normas, o en qué consiste aquello -lo bueno- que persigue la conducta moral, dentro de la cual entra la de un individuo concreto, o la de todos. El problema de qué hacer en cada situación concreta es un problema práctico-moral, no teórico-ético. En cambio, definir qué es lo bueno no es un problema moral que corresponda resol-ver a un individuo con respecto a cada caso particular, sino un problema general de carácter teórico que toca resolver al investigador de la moral, es decir, al ético. Así, por ejemplo, Aristóteles se plantea en la Antigüedad griega, el problema teórico de definir lo bueno. Su tarea es investigar el contenido de lo bueno, y no determinar lo que el individuo debe hacer en cada caso concreto para que su acto pueda considerarse bueno. Cierto es que esta investigación teórica no deja de tener consecuencias prácticas, pues al definirse qué es lo bueno se está señalando un camino general, en el marco del cual, los hombres pueden orientar su conducta en diversas situaciones particulares. En este sentido, la teoría puede influir en el comportamiento moral-práctico. Pero, ello no obstante, el problema práctico que el individuo tiene que resolver en su vida cotidiana, y el teórico que el investigador ha de resolver sobre la base del material que le brinda la conducta moral efectiva de los hombres, no pueden identificarse.